UXONOGRAFÍA
Del 11 al 25 de Julio del 2025
¿Qué guarda una caja?
La que imaginó Schrödinger albergaba a un gato que podía estar vivo y muerto simultáneamente; la que perteneció a Pandora contenía todos los males del planeta. Una caja puede ser cálida cuna o gélido ataúd. De acuerdo con el lugar común, en cajas se dan obsequios, pero también bombas. La caja es una invitación a asomarse a su interior, una austera tentación de la sorpresa.
Las quince cajas que integran la exposición Uxonografía, del artista plástico René Zubieta (CDMX, 1967) son, a la vez, contenedores y contenidos, artefactos que guardan un acervo iconográfico, pero que, en tanto objetos, ostentan un cúmulo de símbolos.
Al menos siete de las piezas están inspiradas en propuestas visuales pertenecientes a coreografías de la compañía de danza UX Onodanza, fundada en 1985 por el bailarín y coreógrafo Raúl Parrao, de la que el diseñador gráfico fue colaborador. Zubieta hace una taxidermia del efímero y dinámico acto dancístico, lo sintetiza en una propuesta visual, lo almacena y lo colecciona en cajas que su carácter estático, son capaces de albergar un acto estético en movimiento.
En una caja de metal oxidado, extraída de una distopía industrial, una figura antropomórfica envuelta en alambre aguarda en posición de defensa. No hay rostro identificable, sólo una robusta furia en espera de la venganza o del final de los tiempos, lo que ocurra primero.
A la misma estirpe pertenece el ser momificado cuya corporalidad descansa en una caja alada que, a manera de clepsidra, alude a la fugacidad de la vida humana. Un memento mori extemporáneo.
Las cajas de Zubieta conservan lo mismo distopías que utopías, son sueños dentro de los que respiran pesadillas e ilusiones. De ahí que, en una color azul y tapizada de estrellas, habite el gran Georges Méliès anunciando su cinta clásica Le voyage dans la lune. El satélite natural con la nave espacial incrustada en su ojo, reproduciendo el inolvidable plano del ilusionista galo, pende sobre el artefacto.
Unos trillizos ensangrentados escudándose en Las Meninas, de Velázquez, y una Frida Kahlo desnuda, suspendida entre sus arterias, son parte de la galería de sorpresas que expone Zubieta en sus objetos. Lejos del homenaje kitsch o del alucine post punk, lo que hace Zubieta es un compendio simbólico, un collage iconográfico, un exquisito cadáver postapocalíptico: cajas de tiempo que contienen, como diría la poeta Ulalume González de León, “asombros sin abrir para el final de la última guerra”.
Juan Solís, curador de la exposición.
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